|• GERARDO MORÓN SÁNCHEZ

Según la legislación, las medidas humanitarias son procedentes en casos de enfermedad grave o en fase terminal. ¿Está Raúl Alonso Olivari Fuentes en esa situación? A continuación su historia y como, por la indiferencia de funcionarios y personal médico, terminó con una pierna amputada en apenas 16 días.

Judicialmente Raúl Olivari está procesado por un caso de presunto contrabando agravado y asociación para delinquir, caso que lleva el Tribunal Segundo de Juicio del Circuito Judicial de La Guaira.

Más de dos años preso

Preso desde el 18 de enero del 2021, la salud de Raúl Olivari ha sufrido un notable deterioro ante el cual su familia pide se le otorgue una medida humanitaria.

Raúl pasa los días y su sufrimiento en la sede del Comando Nacional Antidrogas, en Las Acacias, Caracas. Su juicio, como el de muchos otros, ha estado marcado por la poca celeridad.

Con diferentes patologías

Sobre las condiciones de salud de Raúl, familiares aseguran que es diabético tipo I, insulinodependiente, es hipertenso, paciente renal, enfermo hepático y con pie diabético.

Manifiesta que por estas condiciones de salud, no se le dio la atención necesaria desde el 10 de marzo del 2023. Ese día dijo al comandante de la URIA-43 que tenía una herida en el dedo del medio del pie derecho que era producto de su condición de pie diabético. Era peligroso para su salud y hasta podía perder el dedo o peor el pie si no recibía la atención médica necesaria.

En repetidas ocasiones y durante cuatro días hizo este llamado de atención; sin embargo, no le prestaron atención. El 13 de marzo fue sacado, pero para el Tribunal en La Guaira. Con la ayuda de otros procesados entró al Tribunal.

Voto salvado para la jueza, de las pocas que se preocupó

La jueza no tardó en percatarse de la condición de salud de Raúl, así que, preocupada, libró órdenes de traslado al Comando Nacional Antidrogas para ser referido, con carácter de urgencia, al hospital y Senamecf. Transcurrieron más días hasta que, el 17 de marzo lo llevaron al Senamecf, pero después de una larga espera una teniente ordenó la retirada sin ser atendido ni visto por algún funcionario de esa institución.

Raúl expuso que la teniente, molesta, ordenó la retirada de la comisión debido a que unos policías se le adelantaron y no quiso esperar.


No obstante, lo llevaron al Hospital Pérez Carreño donde debía ser atendido en el piso 10, en el Área de Cirugía 3. Por decisión de la misma teniente, lo dejaron en el Área de Emergencia donde fue atendido por el doctor Jesús Vázquez quien le hizo una cura y lo citó para el martes 21 para atenderlo por consulta externa, cita a la cual no acudió al no ser trasladado por la comisión.

La impaciencia de la teniente

Durante el tiempo que se le practicaba la cura básica en emergencia, la teniente subió al piso 10 y el médico le reclamo acerca del porqué le había dejado en emergencia si el atendía en piso 10.

Si a Raúl Alonso lo hubieran llevado al piso 10 de una vez como este se lo pidió a la teniente, esa oportuna atención le hubiese bastado para que no le amputaran la pierna.

El día 20 de nuevo fue trasladado a medicatura forense, ya que en días anteriores no pudo ser atendido por los caprichos de terceros. En esta oportunidad lo atendió la doctora Jennifer Masones, quien estuvo más pendiente de echar cuento por teléfono que de examinarlo de manera integral.

Dice Raúl que en «informe médico se observa que esta doctora debería ser retirada de ese cargo y hasta ser expulsada de la medicina en Venezuela».


El 22 de marzo la jueza lo cita de nuevo en vista de que estaba preocupada por la condición de salud de Raúl Alonso. Para su asombro, este llegó cargado por otros procesados. La juez lo envía de nuevo con el endocrino que lleva su historia médica como diabético en el hospital Vargas, y a la medicatura forense porque la juez no creía lo plasmado en el último informe forense.

Llegado el 23 de marzo, lo trasladaron al hospital Vargas. En el Servicio de Endocrinología  lo evalúan y le refieren al Servicio de Cirugía Cardiovascular. Allí le realizaron exámenes, un eco Doppler, placas de tórax, placas de pierna afectada, placas de pie afectado, exámenes de sangre, entre otros.

Cuenta que a eso de las 4:00 de la tarde los médicos se acercan a Raúl y le explican al igual que al jefe de la comisión de la GNB, que debe ser ingresado con urgente para ser operado, aunque advirtieron que en el hospital ese día no tenían cama disponible y que difícilmente dispondrían de alguna los siguientes días debido a que tenían pacientes en los pasillos, en espera.

Mayor de la GNB lo ayudó

A pesar de la urgencia, le dieron una referencia médica para que lo trataran de ingresar a otro hospital. Así llegó el día 25 cuando lo ingresan al hospital Domingo Luciano, esto gracias al Mayor de la GNB, Carmona, de quién quedó muy agradecido por su calidad humana.

Ya listo para operarlo, en el banco de sangre le informaron que no había sangre de su tipo. Finalmente lo ingresan al quirófano a las 9:00 de la mañana  el 26 de marzo y pasadas 14 horas, salió con la pierna izquierda amputada.

De vuelta al calabozo

Una vez dado de alta médica, fue devuelto al sitio de reclusión donde están otros 35 personas, algunos de los cuales  lo ayudan a ir al baño, ya sea a alguna de las tras duchas o tres pocetas, un sanitario en el que no hay agua. Aparte, todos carecen de una alimentación adecuada, una situación adversa para todos y muy particular para él tomando en cuenta su gravidez.

Para que no se le pare una mosca la herida la tiene tapada con varias gasas, vendas adhesivos, así como  un mono deportivo, lo que impide que está cicatrice sino por el contrario, corra el riesgo de infectarse con el sudor.

Sociedad deshumanizada

La indiferencia de muchas personas, la falta de celeridad, la indolencia, la frialdad y pare de contar…, incidieron para que, en 16 días, Raúl perdiera su pierna.

Consideran familiares que es evidente la deshumanización, la violación de derechos humanos, la violación de los artículos 43 y 83 de la Carta Magna «donde se le da al derecho a la vida prioridad, y aquí,  claramente fue ignorada impunemente».

Concluyen diciendo que aún «está convaleciente de una herida con más de 320 puntos» y que, ante todo este aterrador panorama, «piden al Tribunal la revisión del caso y que se le brinde una medida humanitaria por qué ya no es la pierna, ahora es su vida la que está en riesgo».

Piden al Fiscal General de la República, Tarek William Saab, a la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, magistrada Gladys Gutiérrez, al Defensor del Pueblo, a las instancias a cargo de la defensa de los derechos humanos a voltear la mirada hacia este caso y no ser parte de los indolentes a quienes, la justicia divina dará según lo que corresponda.

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